52 Blue
Hola, qué tal, yo soy Carolina Hernández y esto es Sin Esdrújulas, tu micro mini podcast / clase de biología / filosofía aplicada / favorito y hoy quiero hablarles de la soledad y de estar solos…
Hola, qué tal, yo soy Carolina Hernández y esto es Sin Esdrújulas, tu micro mini podcast / clase de biología / filosofía aplicada / favorito y hoy quiero hablarles de la soledad y de estar solos…
Y sí, por supuesto que esto viene a cuenta porque desde que vi la noticia de 52 Blue, llamada la ballena más solitaria del mundo, no he parado de pensar en ella.
Para quienes viven en una cueva y no tienen idea de qué hablo, desde 1992 científicos encontraron a una ballena que canta en una frecuencia distinta a las demás.
En general las ballenas se comunican entre 12 y 25 hertz, bueno, pues, esta emite sonidos a una frecuencia de 52 hertz, lo cual hace que ninguna otra ballena pueda oírla. Así que ahí anda, sola por el mundo, sin que nadie la escuche. Las primeras hipótesis de esto fue que quizá tenía una malformación, que podría ser un híbrido producto de ballenas distintas o incluso que es sorda.
Pero todas las historias que he leído sobre ella están para rompernos el corazón, historias devastadoras sobre cómo ella lanza esta canción de amor no correspondido.
Y es que entre los medios y nosotros nos hemos dado a la tarea de armarle una vida tristísima en la que no tiene familia, ni pertenece a ningún grupo, nunca ha tenido pareja y vaga sola por el océano llamando por compañía, pero nadie acude.
Nos encanta el drama, pero aquí va el truco…
Para que podamos entender y sufrir la soledad tuvimos que haber estado acompañados antes.
Es decir, sabemos de la soledad porque tenemos su contraparte.
Si 52 Blue nunca ha sido escuchada, quiere decir que nunca ha estado acompañada, y si nunca ha estado acompañada no conoce el concepto de soledad. Para ella la vida es así, pues no conoce otra forma.
No extrañas lo que nunca has tenido.
La cosa es que su historia nos resuena porque nosotros sí nos hemos sentido solos.
Hemos sentido que hablamos otro idioma, que nadie puede escuchar lo que decimos y que nuestro canto de amor rebota en un cuarto vacío.
Hemos sentido que nadamos a solas en este enorme océano lleno de basura corporativa llamado vida y que no importa cuánto lo intentemos, nadie acudirá a nuestro llamado. Pero estar solo no es lo mismo que sentirse solo.
Pero la verdad es que estar en soledad es una habilidad infravalorada y pertenecer a grupos está sobrevalorado.
La sociedad nos empuja a encajar en la media, en pretender para pertenecer. En achicarnos para caber.
Cuando estamos en grupos, modificamos mucho de los que somos para agradar. Cuando estamos solos no necesitamos fingir.
Para Schopenhauer, por ejemplo, la soledad es la máxima expresión de libertad. Decía que los hombres vulgares fueron los que inventaron la vida de sociedad porque les era más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.
La soledad, decía, es el destino de todos los espíritus excelentes.
Claro que no estamos hablando de una soledad impuesta, a nadie nos gusta sentirnos excluidos, pero abrazar la soledad de vez en cuando no está mal. Navegar solitarios en el océano escuchando solo nuestro canto, tiene su encanto.
Y además, paque más les guste, hay teorías más recientes de biólogos que han encontrado registros de frecuencias similares a las de 52 Blue, por lo que especulan que esta ballena probablemente no esté sola… quizá solo le gusta navegar a su propio ritmo.