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Haters tristes

Odiar o mostrar odio a una persona solo porque sí, es parte de lo que hacen los llamados 'haters' a los que a veces es difícil entender.

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Por: Carolina Hernández

CIUDAD DE MÉXICO.- Hola qué tal, Yo soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast en el que escribo cosas que luego leo para que me odien más.

Y hoy quiero contarles que luego de que se viralizó un clip mío, en donde salgo bañada, peinada y con saco, llegó -como es costumbre- una horda de troles odiadores, o como me gusta llamarles a mi: fans confundidos.

La cosa es que, aunque me pasa relativamente seguido, me sigue intrigando mucho qué motiva a una persona a escribirle cosas horribles a otra persona completamente desconocida.

Hay vario estudio al respecto y, desafortunadamente, cada vez más porque esto es algo que pasa cada vez con más frecuencia y a mayores escalas.

Me encontré un artículo de hace 20 años que habla de El efecto de desinhibición en línea. Lo escribió John Suler, un profesor psicología en la Universidad Rider y experto en comportamiento humano en los entornos digitales.

Según este broder existen al menos seis factores que hacen que las personas se sientan más valientes o desinhibidas en línea que en la vida real. Anonimato disociativo

Actuar desde el anonimato que nos permite internet produce en algunas personas una disociación del yo, y eso les permite hacer o decir cosas con su “yo anónimo” que nunca harían bajo su “yo real”. Como esta morra.

Otro factor es la invisibilidad: Cuando enviamos un mensaje a una persona en redes sociales no hay contacto visual, por lo que la raza se siente más intrépida… le voy a decir perra.

Otro factor es la asincronía. Casi nadie te va a contestar de inmediato. Esto significa que no tienen que lidiar con las reacciones de sus actos en tiempo real.

Otro es la Imaginación disociativa: Hay raza que genuinamente piensa que internet es otro mundo que es un lugar de fantasía donde existe la posibilidad de expresarse como su gana le de, porque no es de verdad.

Y por último, mis dos favoritos: La introyección solipsista, que se basa en una tendencia a crear una imagen ficticia de otras personas basándose en los propios miedos o esperanzas, sin tener en cuenta datos reales. Y la minimización de la autoridad. O sea, la gente cree que somos iguales.

El estatus social de las personas pierde algo de relevancia por la próximidad y la facilidad para escrbirles.

Por eso es común ver a personas que escriben mensajes a celebridades como si se tratara del vecino. Pero no te equivoques, mi ciela.

Una persona que trolea en redes generalmente está en busca de una mayor identidad; más fuerte o más poderosa, algo, pues, que no son.

A veces también es un grito desesperado de ayuda para llamar la atención de quienes admiran.

Fans confundidos, pues.

Pero en general, los estudios coindicen en que los troles suelen ser personas más pesimistas, menos estables y por supuesto, más infelices que la media.

Es decir, solo están tristes. No estén tristes.

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