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El Corrido de Monterrey ¿Quién lo compuso?

Su melodía ha resonado en el corazón de Monterrey desde su creación en la década de los 40.

Por: Antonio López

MONTERREY, Nuevo León.- En la década de los 40, nació 'El Corrido de Monterrey', una canción que se ha convertido en un emblema del orgullo regiomontano.

Con solo escuchar su primera estrofa, 'Tengo orgullo de ser del norte', los habitantes de Monterrey se sienten conectados con su tierra natal.

¿Quién compuso el Corrido de Monterrey?

Curiosamente, la famosa canción fue compuesta por Severiano Briseño Chávez, un talentoso músico originario de San José de Canoas, San Luis Potosí, donde nació el 21 de febrero de 1902.

Aunque Briseño pasó gran parte de su vida en Tamaulipas, fue allí donde creó esta emblemática pieza entre 1939 y 1942, en un contexto donde su música ayudó a fortalecer la identidad regiomontana.


A pesar de que no era de Nuevo León, la composición de Briseño resonó profundamente con la gente de la región, lo que le valió el reconocimiento y apoyo de las autoridades estatales y de un grupo de industriales locales, quienes apreciaron su contribución a la cultura norteña.

El corrido ha sido interpretado por destacados artistas como Vicente Fernández, Lalo Mora y Pepe Aguilar, pero la versión más icónica es la de Pedro Infante, quien lo popularizó en la película 'Escuela de Música' (1955).

En el filme, Infante, en su papel de Javier Prado, canta la canción después de un trago de tequila, lo que la consolidó como un clásico en fiestas y reuniones.

A continuación, la letra completa de 'El Corrido de Monterrey':

Tengo orgullo de ser del norte

del mero San Luisito,

porque de ahí es Monterrey,

de los barrios el más querido,

por ser el más reinero, ¡sí señor!

barrio donde nací.

Y por eso soy norteño

de esa tierra de ensueño

que se llama Nuevo León,

tierra linda que siempre sueño

y que muy dentro llevo, ¡sí señor!

llevo en el corazón.

Desde el Cerro de la Silla

se divisa el panorama

cuando empieza a anochecer,

de mi tierra linda y sultana,

y que lleva por nombre, ¡sí señor!

Ciudad de Monterrey.

En sus huertos hay naranjales

tupidos de maizales

con sus espigas en flor,

y en sus valles los mezquitales

curvean caminos reales, ¡sí señor!

bañados por el sol.

En mi canto ya me despido

cantando este corrido

que es de puro Monterrey;

ese suelo tan bendecido,

por ser el muy querido,

verdad de Dios que sí.

Desde el Cerro de la Silla

se divisa el panorama

cuando empieza a anochecer,

de mi tierra linda y sultana,

y que lleva por nombre, ¡sí señor!

Ciudad de Monterrey.