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Enmascarado lucha para promover el deporte y evitar las drogas

Es un luchador social, pasa de los 70 años, utiliza una máscara y se acerca a la gente con el único objetivo de dar consejos, para que hagan deporte y eviten el consumo de drogas.

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Por: Rosy Sandoval

MONTERREY, Nuevo León.- Mónico Rico Ramos 73 años de edad, vio truncado su sueño de convertirse en luchador profesional, tras sufrir una caída y resultar lastimado de su espalda, desde hace más de 40 años dejó los golpes y se convirtió en un luchador social.

¿Cuál es la intención de Don Mónico?

Viaja en metro de incógnito, POSTA lo detectó muy sigiloso y observando a sus alrededores, llegó a la Estación Cuauhtémoc, de pronto sacó de entre sus pertenencias una máscara de luchador, él dice que fue un regalo del luchador Blue panther, aunque no lo pudo constatar, pero confiamos en su palabra.

Lo más importante es su buena intención, de dirigirse a distintos puntos de la ciudad, para llegar a las personas y hablarles de la importancia de hacer deporte y decirles que eviten las drogas.

Justo en ese momento abordó a varios usuarios del metro y transmetro, no todos le dieron la importancia a sus palabras, hubo quien prefirió sacarle la vuelta y no escucharlo.

Buenos días, cómo están, soy un luchador social, no les voy a pedir nada, solo quiero que escuchen mis consejos”, les dijo a un par de mujeres que vendían frituras y refrescos, pero ellas no se dieron la oportunidad de escucharlo.


Hubo otras personas a quienes abordó y escucharon atentos sus consejos.

Dijo que tal vez, para muchos que lo ven con su máscara puesta, y en su andar por las calles de Monterrey, podrían considerarlo como una persona inestable.

Mi única intención es hacer el bien, creo que no le hago daño a nadie, soy la misma persona, pero me gusta usar la máscara que me dió mi amigo”, destacó.

Historia de este ex luchador

Comentó que por muchos años vivió en la colonia Independencia, y conoce todos los caminos del centro.

Ahora vive junto con su familia en el municipio de Escobedo y todos los días se traslada al centro de Monterrey con el único objetivo de crear conciencia en las nuevas generaciones.

Si usted lo ve con su máscara, salúdelo y si se acerca a darle un consejo, escúchelo, la vida lo hizo cambiar su rumbo, y lo convirtió en un luchador de palabras y no de golpes.