Clases de náhuatl y el rechazo a las cosmovisiones prehispánicas
CIUDAD DE MÉXICO.- 78 escuelas de educación básica darán clases de náhuatl en CDMX, clases que serán opcionales, además de que sólo será en las alcaldías de Xochimilco y Milpa Alta. Esto, buscando preservar la lengua.
Y para pensar esto en bajo un contexto: tan sólo en la Ciudad de México se hablan 55 idiomas indígenas, de los cuales el náhuatl es el que más hablantes tiene.
Por supuesto la noticia no fue bien recibida por muchas personas que creen que mejor se deberían enseñar otros idiomas o bien otras materias. Sin embargo a mi todo esto, tanto la noticia como las reacciones, me hace pensar en la poca identidad que parece tenemos con mucha de esa cosmovisión que nos antecede y también en lo poco que las valoramos, a diferencia de otros países como China o Japón que preservan mucho de su “pensamiento antiguo”.
Tanto así que en la actualidad se aprecian culturalmente sus relatos antiguos, sus enseñanzas, su poesía, la forma en que se entendían con el mundo así como la forma en que pensaban la tecnología.
No obstante esto pareciera no pasar en México con muchas de nuestras cosmovisiones prehispánicas, las cuáles muchos descartan de tajo, desde una visión totalitaria sobre lo que es conocimiento o no y también de lo que se piensa como útil o no.
No se trata sólo de promover una lengua, en este caso el náhuatl, sino de entender que con la lengua viene también una cosmovisión y una forma de habitar y pensar el mundo que lejos de incomodarnos debería de generarnos el mismo interés que le causa a algunos, el que en Japón algunos reparen con resina de barniz espolvoreado de oro, los objetos de cerámica que se han roto, o que en la tradición China no exista la idea de la tragedia.
Estamos atrapados en un mundo caótico y liminal desde donde a veces parece clausurado el futuro. Y como dice el filósofo chino Yuk Hui, quizá la única forma de encontrar una salida de ese apocalipsis que se profetiza continuamente, sea salirnos del pensamiento que nos ha gobernado y echar mano de esas otras cosmovisiones que no resultaron dominantes como la china o la de nuestras culturas prehispánicas. Sólo ahí vamos a encontrar otra relación no devastadora del mundo y sólo ahí vamos a encontrar otras formas de hacer una tecnología no pensada bajo el paradigma de la rapidez y la productividad.
No es que en las cosmovisiones prehispánicas no haya conocimiento, arte, poesía y técnica, es sólo que nos han enseñado a despreciar todo eso.
