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Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego: Reduciendo la violencia

Cada 9 de julio se celebra el Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego con el objetivo de reducir su presencia y la violencia asociada a ellas.

Por: Erwin Contreras

CIUDAD DE MÉXICO.- El Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego, celebrado cada 9 de julio, es una fecha significativa impulsada por la Conferencia General sobre el Comercio Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras, realizada en 2001 en la sede de Naciones Unidas. Desde entonces, se han llevado a cabo múltiples iniciativas para recolectar y destruir armas de fuego, con el fin de reducir su presencia y, por ende, la violencia asociada a ellas. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, el número de armas de fuego en circulación ha aumentado considerablemente, lo que refleja un problema persistente y complejo.


En promedio, cada año se destruyen alrededor de ochocientas mil armas de fuego el 9 de julio. No obstante, esta cifra palidece frente a la producción continua de nuevas armas, con una proporción alarmante de diez armas fabricadas por cada una destruida. Este ciclo perpetuo de producción y destrucción de armas sugiere que el problema no se resolverá únicamente con la recolección y destrucción de armas ya existentes.


La fabricación y el comercio de armas, muchas veces impulsado por políticas gubernamentales y económicas, perpetúan un entorno donde la violencia y las muertes relacionadas con armas de fuego siguen siendo una trágica realidad.


Las actividades del Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego incluyen la instalación de centros de recolección y destrucción de armas por parte de organizaciones no gubernamentales como Oxfam, Amnistía Internacional y la Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas. Estas organizaciones también organizan charlas, conferencias y simposios para concienciar a la ciudadanía sobre los peligros de las armas de fuego.


Sin embargo, destacan que sin un compromiso serio por parte de los gobiernos para reducir la fabricación y el comercio de armas, los esfuerzos de la sociedad civil serán insuficientes. La cooperación entre la sociedad civil y los gobiernos es crucial para lograr una reducción significativa en el número de armas de fuego y, consecuentemente, en la violencia que generan.