El nombre de este baile representativo de Tamaulipas tiene su origen en la tortura de reos
La danza folklórica se entiende como aquél baile tradicional que va ligado directamente a la cultura y las tradiciones de un pueblo o una comunidad, y es por esto que la danza va mucho más allá de ritmos, bailes y vestuarios. La danza también es historia.
Es fácil sorprendernos con los diseños de trajes o vestidos, así como con los ritmos musicales y las hermosas coreografías de los conjuntos típicos, pero pocos son los que se adentran en la historia y origen de esos ritmos y bailes.
Por lo anterior, es que en esta ocasión deseamos compartir con ustedes un poco del interesante y hasta doloroso origen de este baile representativo de Tamaulipas que, al día de hoy, sigue sonando en cada festividad de la región centro del estado: La Picota.
¿Qué es la Picota?
Picota es el nombre que se le da al baile representativo tamaulipeco que se toca y se baila en la región centro del estado, especialmente en el municipio de San Carlos, pero que se extiende por San Nicolás, Burgos y Cruillas, en Tamaulipas, hasta Linares, en el estado de Nuevo León.
El ritmo característico se basa en el uso de dos instrumentos primordiales: tambora y clarinete. De hecho, no se ocupa de ningún otro instrumento para disfrutar de horas de baile en fiestas patronales, bodas o quinceañeras, entre muchos otros eventos.
¿Cuál es el origen histórico de la Picota?
Podría decirse que la Picota tiene alrededor de 200 años sonando en la región de San Carlos y todos sus municipios vecinos. Pero lo interesante es cómo fue que inició esta música y cuál es el origen de su nombre.
Resulta que en la época de la Conquista Española y del virreinato en México se acostumbraba colocar palos o postes gruesos al centro de las plazas públicas en las villas o ciudades más importantes.
Estos palos o postes eran conocidos como “picotas” y eran utilizados para amarrar a los reos o a quienes cometían alguna falta, con el objetivo de castigarlos en público y así someter al pueblo a base de miedo.
Cada vez que se presentaba un acto público de castigo o tortura, los militares de aquél entonces hacían uso de tamboras y clarinetes para llamar la atención de los habitantes. Es decir, era un llamado para acudir a observar la escena del castigo público.
La Villa de San Carlos fue capital de la Colonia del Nuevo Santander entre los años 1769 y 1811. Por lo tanto era una comunidad importante y contaba con una imponente “picota” con argollas de acero al centro de su plaza para castigar a los reos.
Como ya se explicó, se hacía uso de tambora y clarinete o flautas para convocar al pueblo al “espectáculo” de castigo en la picota. Así sucedió por décadas hasta que la capital del Nuevo Santander se trasladó a la Villa de Aguayo, hoy Ciudad Victoria, en 1811.
La historia popular cuenta que con el cambio de capital los militares abandonaron San Carlos y olvidaron algunos de los instrumentos que utilizaban en los castigos públicos. Fue así como la tambora y las flautas llegaron a manos del pueblo.
Toca música de La Picota (palo de castigo)
Esta expresión se volvió común para referirse a la música hecha con tambora y clarinete, ritmo que por generaciones ha acompañado a las familias del centro de Tamaulipas y que hoy en día nos regala momentos de baile y diversión.