Gimnastas tamaulipecas que sufrieron abuso de Ricardo 'R' aún no tienen justicia

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Durante años, Ricardo “R” fue un nombre respetado en el mundo de la gimnasia. Un entrenador de alto rendimiento, con reconocimiento nacional, que había formado generaciones de atletas.

Pero detrás de su imagen pública se escondía una realidad devastadora: un patrón de violencia, abuso sexual y manipulación contra sus propias alumnas, niñas de entre 12 y 15 años que confiaban en él.

La historia comenzó a salir a la luz en noviembre de 2022, cuando una conversación inocente entre una gimnasta, identificada como "Aída", y su madre destapó el horror que muchas de sus compañeras vivían en silencio.

“Mamá, Ricardo está lastimando a las niñas”, confesó a su madre. Aseguraba que él las golpeaba, las humillaba, les gritaba hasta hacerlas llorar, además de abusar sexualmente de ellas. Pero cuando su madre preguntó si ella también había sido víctima, guardó silencio.

Ese día, el miedo dejó de ser una barrera.

¿Cómo empezó todo?

Las madres de las gimnastas se unieron para hablar con otras familias. Al principio, algunas se negaron a creerlo. “Es imposible, siempre estamos en los entrenamientos”, decían. Pero la violencia no siempre ocurre a la vista de todos.

La mamá de "Aída" recordaba un momento en particular: una vez vio cómo Ricardo “R” le dio una nalgada a una alumna. Al confrontarlo, su esposa, Yadira “C”, intentó calmar la situación con una promesa: “No volverá a pasar”. Pero sí pasó. Una y otra vez.

Fue en febrero de 2023 cuando cuatro gimnastas, acompañadas de sus familias, decidieron romper el silencio y presentar denuncias ante la Fiscalía General del Estado. Creyeron que ese sería el primer paso para hacer justicia. 

Pero en lugar de apoyo, encontraron indiferencia.

Las investigaciones no avanzaban, las autoridades retrasaban las diligencias sin razón aparente. Mientras tanto, Ricardo "R" seguía entrenando, como si nada hubiera pasado.

¿Buscaron ayuda en más lugares?

Desesperados, los padres buscaron ayuda en la Comisión de Derechos Humanos, que emitió una recomendación para que el Instituto del Deporte de Tamaulipas (INDE) lo removiera de su puesto. No pasó nada.

Buscaron respuestas en reuniones con funcionarios estatales, la Fiscalía y el INDE. Promesas vacías, excusas, burocracia. Mientras tanto, las niñas seguían enfrentando su miedo, sintiéndose solas en una lucha que parecía imposible de ganar.

Fue hasta enero de 2024 que decidieron llevar su historia a los medios. Con el apoyo de POSTA, lograron que su testimonio se hiciera público. En cuestión de días, el caso retumbó en las oficinas del gobierno del estado.

¿Cuándo rompieron el silencio ante los medios?

El 2 de febrero de 2024, tras la presión mediática, la Fiscalía revisó el caso y descubrió algo indignante: la fiscal a cargo ni siquiera había integrado las pruebas en la carpeta de investigación. Esa negligencia permitió que, en su primera audiencia, Ricardo “R” quedara libre.

¿Cuándo fue vinculado a proceso Ricardo “R”?

Finalmente, el 19 de mayo de 2024, el entrenador fue detenido en Coahuila, durante una competencia. La justicia tardó, pero llegó.

Hoy, Ricardo "R" enfrenta 12 denuncias y sigue en prisión preventiva y de acuerdo con el Código Penal, por los delitos de Abuso Sexual Agravado y Violencia Familiar Equiparada, Ricardo “R”, podría enfrentar una pena de hasta 50 años por cada denuncia, es decir, un total de 600 años en prisión.

Pero la batalla no ha terminado. Sus abogados han promovido amparos, retrasando el proceso. El miedo sigue ahí, el dolor no desaparece de un día para otro.

"Aída" y "Lucy", dos de las principales denunciantes, han retomado sus entrenamientos, pero no han encontrado la paz. A diario enfrentan miradas de desconfianza, susurros hirientes, incluso bullying de algunas compañeras y padres de familia que aún defienden al entrenador.

La madre de "Aída" denuncia que incluso los jueces que evalúan competencias siguen en contacto con la familia de Ricardo "R", afectando las calificaciones de las niñas que se atrevieron a hablar.

A pesar de todo, ellas siguen de pie. Siguen entrenando. Siguen luchando.

“No nos vamos a callar”.

Hoy, los padres de las víctimas exigen que la justicia no se detenga. Piden que los jueces aceleren el proceso y que ninguna otra niña tenga que pasar por lo que ellas vivieron.

Han sido dos años de lucha, de noches sin dormir, de miedo, de impotencia. 

Pero también ha sido un camino de valentía, de unión, de resistencia.

La voz de estas niñas ya no puede ser silenciada.