Así fue la visita del papa Juan Pablo II a Yucatán en el año 1993
El próximo 11 de agosto se cumplen 35 años de la visita que realizó el papa Juan Pablo II a tierras yucatecas, donde dejó una imborrable huella por lo emotivo de las actividades que se realizaron durante los dos días que estuvo el Santo Padre.
¿Cuál fue la primera actividad que realizó Juan Pablo II en Yucatán?
Fue el 11 de agosto de 1993 cuando Juan Pablo II llegó al Aeropuerto Internacional de Mérida donde fue recibido como jefe de Estado por el presidente Carlos Salinas de Gortari, la gobernadora Dulce María Sauri Riancho y una salva de 21 cañonazos.
Tras un acto protocolar en el Palacio de Gobierno, se trasladó a Izamal, pueblo emblemático por su arquitectura amarilla y su legado maya.
Ahí, Juan Pablo II ofició una misa en el atrio del Convento de San Antonio de Padua a la que asistieron unas 6 mil personas. En este lugar, se dirigió a representantes de diversas etnias indígenas del continente americano, incluyendo pueblos mayas, aztecas, quechuas, entre otros.
En su discurso, pidió perdón por los actos cometidos por los conquistadores y reconoció la dignidad y riqueza cultural de los pueblos originarios, destacando que en sus culturas están presentes "las semillas de la palabra de Dios”.
La organización de esta visita en Izamal fue coordinada por el presbítero Lorenzo Mex Jiménez, quien destacó que la razón principal de la visita papal a Yucatán fue precisamente el encuentro con los pueblos indígenas.
¿Dónde se realizó la misa del papa Juan Pablo II en Mérida?
Al día siguiente, Juan Pablo II se trasladó a Mérida, donde ofició otra misa masiva que congregó a miles de fieles en la capital yucateca. La actividad se realizó en el Campo Eucarístico de Xoclán ante más de 800,000 feligreses.
En su homilía, Juan Pablo II llamó a los yucatecos a ser “sal de la tierra y luz del mundo”, enfatizando su papel en la evangelización.
“Ustedes son sembradores de la palabra de Jesús: vayan y hagan discípulos a toda la gente”, señaló el Papa en aquella ocasión.
Esa noche del 12 de agosto, el papa Juan Pablo II pernoctó en el Seminario de San Ildefonso, donde compartió con futuros sacerdotes.
Al día siguiente, el papa partió hacia Denver, Estados Unidos, para continuar con su agenda internacional.
Al partir, Juan Pablo II exclamó: “¡Que Dios bendiga México! “¡Alabado sea Jesucristo!”, dejando un legado de reivindicación indígena y fortalecimiento de la fe católica.
Su visita, originalmente programada para 1992 pero pospuesta por una cirugía, fue considerada “providencial” para profundizar el diálogo con las comunidades originarias.
¿Cuál fue la huella que dejó la visita de Juan Pablo II a Yucatán?
Notas periodísticas de aquella época señalaron que la visita de Juan Pablo II a Yucatán dejó una huella imborrable en la región.
Los testimonios publicados dicen que, más allá de la emoción del momento, el Papa elevó la dignidad de los pueblos indígenas y motivó a la Iglesia local a fortalecer la pastoral dirigida a estas comunidades.
La visita también puso a Izamal en los ojos del mundo, destacando su importancia cultural y espiritual. Además, el lugar donde se realizó la misa en Mérida fue llamado posteriormente Parque Juan Pablo II, que se convirtió en un símbolo de la visita.