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¿Cómo afectan las granjas porcícolas al medio ambiente en Yucatán?

¿Cuáles son los efectos de las granjas porcícolas al medio ambiente? Foto: Greenpeace | Canva
Por:Ulises Ramírez

MÉRIDA, Yucatán.- La industria porcina en Yucatán ha crecido de manera significativa en las últimas décadas, posicionando al estado como el tercer mayor productor de carne de cerdo en México. Sin embargo, este crecimiento ha generado serias preocupaciones ambientales y sociales.

Actualmente, existen más de 500 granjas porcinas en la región, de las cuales 42 se encuentran en zonas de atención prioritaria y 122 en áreas clave para la conservación de la biodiversidad.

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¿Cuáles son los efectos de las granjas porcícolas al medio ambiente?

La península de Yucatán es un ecosistema único, con un suelo cárstico que permite la filtración rápida de sustancias hacia los mantos acuíferos que forman parte del particular relieve de Yucatán. Esto hace que la contaminación del agua por desechos porcinos sea un problema crítico que puede crecer rapidamente.

Se estima que cada cerdo produce cuatro veces más excremento que un ser humano, lo que genera grandes volúmenes de residuos que los suelos porosos de la región no pueden retener.


Estudios de la UNAM han detectado niveles de amonio (NH4), nitritos (NO2) y nitratos (NO3) superiores a los límites permitidos por la NOM-127-SSA para agua de consumo humano.

Además, la industria porcina tiene un alto consumo de agua. Para producir un kilo de carne de cerdo se requieren aproximadamente 6,000 litros de agua y 3.5 kilogramos de granos, lo que pone en riesgo el abastecimiento hídrico de las comunidades del interior del estado.


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¿Cuáles son los impactos sociales en Yucatán?

El crecimiento descontrolado de las granjas porcinas ha generado conflictos con comunidades locales, especialmente en zonas habitadas por pueblos mayas.

Un caso emblemático que ha tenido gran cobertura mediática es el caso de Sitilpech, donde 1,400 habitantes han denunciado la contaminación de sus pozos y cenotes, además del impacto en su salud por los olores provenientes de una megagranja cercana.

Organizaciones ambientales y la sociedad civil han llevado estos casos ante tribunales, logrando que algunas granjas sean sancionadas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). 

Pero esto no ha detenido a la expansión de la industria, que sigue en ascenso debido a regulaciones favorables y la cercanía de puertos que facilitan la exportación de carne y animales vivos.

¿Qué se está haciendo para tratar de regular las megagrajas porcícolas?

A pesar de las denuncias y sanciones, la regulación ambiental en Yucatán enfrenta desafíos. Aunque existen normativas como la NOM-001-SEMARNAT-1996 para el control de descargas residuales, su aplicación ha sido deficiente.

La presión de la sociedad civil y de organismos internacionales ha sido clave para detener la expansión descontrolada de esta industria y proteger los recursos naturales de la región.

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Y es que, un gran grueso de la población que viven en zonas del interior del estado depende del abasto de pozos y cenotes para contar con agua, tanto para consumo como para la agricultura.

Por lo tanto, en este 2025, el debate sobre las granjas porcinas en Yucatán sigue abierto, con un equilibrio complejo entre el desarrollo económico y la conservación ambiental. La pregunta ahora es: ¿cómo se puede garantizar una producción sustentable sin comprometer la salud del ecosistema y de las comunidades locales?

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