No me fui, sigo en casa: una crónica de Erica Millet sobre violencia vicaria en Yucatán
MÉRIDA, Yucatán. - Tras la publicación de su primer volumen de cuentos, la escritora y periodista yucateca Erica Millet Corona prepara la presentación de No me fui, sigo en casa, una crónica sobre violencia vicaria en Yucatán, bajo el sello de la editorial Esdrújula.
El libro, que se presentará este 29 de marzo en el marco de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) 2025, retrata y visibiliza una problemática que no solo atraviesa a una mujer, sino a muchas en México y el mundo.
En entrevista para POSTA Yucatán, Erica Millet comparte el origen de esta historia, su proceso de escritura, la importancia de encontrar un espacio para publicarla y la relevancia social de esta crónica.
¿Por qué escribir No me fui, sigo en casa?
La autora, como muchas otras personas, conoció el caso a través de las redes sociales. Lo que comenzó como un proyecto para un taller pronto se convirtió en algo que era necesario contar, y unas cuantas páginas no fueron suficientes.
Cuando tomé por primera vez el taller de crónica Narrar la realidad con Mateo Peraza, nos pidió un proyecto para desarrollar como trabajo final y yo pensé que la historia de Adele era una historia que valía la pena visibilizar a través de una crónica. Pero después de las primeras entrevistas, me di cuenta de que el entramado era mucho más profundo de lo que se podía incluir en 10 o 12 páginas.
Erica Millet - escritora
No me fui, sigo en casa nos muestra un escenario de lo que se vive y lo que representa la violencia vicaria. Además, pone a disposición de los lectores este término para entender la situación y cómo nombrar este tipo de violencia.
¿Qué es la violencia vicaria?
El concepto de violencia vicaria fue acuñado en 2012 por la psicóloga argentina Sonia Vaccaro. Se define como la violencia ejercida en contra del instinto de maternar.
Es la manera en la que un violentador causa daño a su expareja a través de quitarle o hacerle daño a los hijos o a cualquier persona o familiar importante para ella. Es una violencia que presenta una serie de etapas, un patrón que se cumple a lo largo del tiempo, apunta Millet.
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Los patrones incluyen violencia psicológica, económica y física. En algunos casos extremos, puede derivar en infanticidio, feminicidio o incluso empujar a la mujer al suicidio.
¿Cómo fue contar esta historia a través de la crónica?
Erica cita a Beatriz Espejo para afirmar que se escribe sobre las obsesiones y sobre lo que se conoce bien, algo que reconoce como evidente en su caso, sin siquiera proponérselo.
El tema de la maternidad ha atravesado mis textos desde que comencé a escribir de manera seria. Como mamá, fue imposible disociarme personalmente de la historia, no indignarme, no tomar partido, no hacerlo personal, afirma la autora.
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Como en todo proceso creativo, las dudas y el temor acechan. Sin embargo, Erica tiene claro su compromiso de visibilizar realidades frente a una violencia que sentencia a las mujeres, como si un error las definiera para siempre.
Mi idea es que otras mujeres puedan verse reflejadas, mantener la frente en alto y saber que el pasado no las define. Que está bien equivocarse, está bien hablar de los errores, y que no por eso tenemos que ser objeto de escarnio ni de juicios adicionales.
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No me fui, sigo en casa es la tercera publicación de la editorial independiente Esdrújula, una iniciativa de David Loría Araujo y Antonio Bolio Martínez que busca publicar a escritores yucatecos y de otras latitudes de la península de Yucatán, con especial énfasis en dar voz a mujeres y a la comunidad LGBT+.
Los otros libros que conforman su catálogo son Lugar de Taxidermia, de Irma Torregrosa, y la antología No nos cabe el cuerpo, con los relatos ganadores del Concurso de Cuento Corto Sempere 2023.