Cardenal Francisco Robles asegura que el Papa aún requiere monitoreo
El cardenal mexicano Francisco Robles desmintió cualquier rumor sobre un posible cónclave para elegir un sucesor.
VATICANO, Roma.- El Papa Francisco continúa bajo estricta vigilancia médica tras presentar diversas complicaciones respiratorias y el diagnóstico de una insuficiencia renal leve, según informó el Cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega.
El Pontífice, de 88 años, fue hospitalizado el pasado 14 de febrero debido a problemas respiratorios y una neumonía bilateral. Aunque en días recientes mostró signos de mejoría, el sábado 22 de febrero sufrió una crisis respiratoria que requirió atención inmediata. Pese a ello, el Vaticano reportó que pasó la noche de manera estable.
¿Qué tratamiento está recibiendo el Papa?
El domingo 23 de febrero, tras realizarle estudios médicos, los especialistas detectaron el inicio de una insuficiencia renal leve. Para estabilizar su condición, los médicos han aumentado la oxigenación y le han administrado transfusiones de sangre. Se ha determinado que el Papa permanecerá al menos una semana más en el hospital para recibir tratamiento especializado.
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¿Existe la posibilidad de un cónclave?
Ante la incertidumbre sobre su estado de salud, el Cardenal Robles Ortega desmintió cualquier rumor sobre un posible cónclave para elegir un sucesor, asegurando que no hay reuniones en el Vaticano con este propósito.
"Nuestra reacción ante esta noticia debe ser de fe y oración. El Papa está vivo y sigue siendo la cabeza de la Iglesia", afirmó el Cardenal, enfatizando que la prioridad en estos momentos es la recuperación del Pontífice.
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¿Qué ha dicho el Papa sobre su estado de salud?
A través de su cuenta en la red social X, el Papa Francisco expresó su agradecimiento por las muestras de apoyo y las oraciones que ha recibido durante estos días difíciles. Su mensaje ha sido recibido con esperanza por fieles de todo el mundo, quienes han organizado cadenas de oración por su pronta recuperación.
La comunidad católica sigue atenta a la evolución de su estado de salud, mientras el Vaticano mantiene bajo reserva cualquier decisión futura respecto a su agenda y compromisos.
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