Aprobación masculina
Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas, tu micro mini podcast / espacio de aprobación masculina / favorito y hoy quiero hablarles de mi yo de la prepa…

Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas, tu micro mini podcast / espacio de aprobación masculina / favorito y hoy quiero hablarles de mi yo de la prepa…
Cuando estaba en la prepa tenía casi puros amigos hombres.
Fui esa morra que decía que con las mujeres no me llevaba bien porque sus pláticas eran bien pendejas y yo, por supuesto, siempre fui lista.
Yo no era como las demás, yo no hablaba de maquillaje ni de novios ni de esas cosas que solo hablan las mujeres, porque obvio no les da para más.
Yo era distinta.
Entonces los hombres eran con quienes podía relacionarme bien pues no hablabamos de trivialidades.
Y un poco era en serio eso, es decir, sí, no hablabamos de trivialidades, pero no tengo idea si las morras lo hacían porque nunca les di la oportunidad.
Ahora, con todas las herramientas emocionales que puedo tener a mi alcance me doy cuenta que eso tiene nombre y se llama buscar la aprobación masculina.
Y esto tiene muchos trasfondos, muchas capas emocionales.
Por un lado, por supuesto, el eterno abandono paterno. Las estadísticas de eso en nuestro país son abrumadoras. Segun el Inegi en el 2018 el 12 por ciento de la población vivía solo con su madre. El 12! quiere decir que el 88 por ciento de los mexicanos hemos experimentado la ausencia paterna.
Es abrumador.
Y, al parecer, no importa si las condiciones y el contexto nos son más o menos favorables, la ausencia, en algún momento de la vida, cobra factura. Tener la aprobación de esos que representan lo que otros abandonaron es adictivo.
Por fin no somos rechazadas.
Y entonces hacemos cosas espantosas con tal de no perder ese espacio al que, creemos, pertencemos. Peleamos con otras mujeres, las ridiculizamos, las ignoramos, las tachamos de todo lo que ellos las tachen porque así somos parte de su grupo.
Pero no pertenecemos y al final, cuando nos damos cuenta, terminamos de nuevo llorando solas.
Pero también está ese otro grupo de mujeres que vemos a los hombres con admiración porque sabemos que son más libres que nosotras. Que no tienen tantas limitaciones, que no hay un sistema creado para evitarles avanzar.
Los hombres exitosos despiertan en nosotros una admiración que va más allá de sus propios logros. Es una admiración atada a eso que nosotras no poseemos: El poder. La libertad, los derechos, el privilegio.
Entonces buscamos su aprobación para colarnos a ese espacio qe nos permita ascender, conseguir cosas, estar dentro de esa burbuja a la que dificilmente entraremos si no lo hacemos gracias a su cercanía.
La necesidad de reconocimiento masculino evidencia nuestras fracturas, nuestras carencias, por eso aceptamos migajas, por eso soportamos el menosprecio, por eso nos conformamos, nos sometemos, por eso estamos pendientes siempre de su aprobación.
Y tenemos que ir aprendiendo a dejar de hacerlo porque toda esa dependencia emocional nos orilla a hacer lo que sea para sentir que, finalmente, ellos, nuestros padres, nos ven.
Spoiler: no lo hacen.