Lo mejor de la información de Nuevo León, México y el mundo
Facebook POSTA header X POSTA header Instagram POSTA header Youtube POSTA header TikTok POSTA header
Media

Nada personal

Hoy quiero hablarles de por qué de verdad no todo se trata de nosotros.


Publicado el

Por: Carolina Hernández

Escuchar artículo Escuchar artículo

Hola qué tal, yo soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas, tu micro mini podcast / revista adolescente / abrevadero cultural favorito y hoy quiero hablarles de por qué de verdad no todo se trata de nosotros.
Sí, ya sé que es horrible pensar que el mundo no gira alrededor nuestro y que las decisiones de todos los demás tienen qué ver directamente con uno.
Pero así es.
Y viene a cuento porque recientemente me han llegado muchos mensajes de personas que están muy molestas porque mis opiniones no coinciden con las de ellas.
Hay una fuerte indignación porque no les he hecho feliz con lo que digo, como si, uno: la felicidad de otros dependiera de mí; y dos: como si me importara hacerlo.
Y no me importa no porque sea una culera, que sí lo soy, no me importa porque lo que digo no se trata de ellos.
Sentirnos ofendidos o molestos por lo que otras personas dicen o hacen es ponernos en el centro de las decisiones, incluso, de quienes no nos topan.
Enojarnos por lo que hacen los demás es una elección.
Ojo que ahí viene el dato.
Miguel Ángel Ruiz es un escritor mexicano muy clavado en temas de espiritualidad, pero no de la de Tulum, si no un poco más profunda.
Más tipo Carlos Castañeda y las enseñanzas de Don Juan.
El caso es que Miguel Ángel tiene un libro que se llama 'Los cuatro acuerdos’ este man dice que es sabiduría tolteca y básicamente son:
Sé impecable con tus palabras; no tomes nada como personal; no adivines ni supongas y haz siempre lo mejor que puedas.
Pensar que todo lo que las otras personas dicen o hacen tiene qué ver con nosotros no solo es egoísta es muy absurdo.
Las decisiones de las demás personas no están basadas en nosotros. Incluso la acción más generosa viene del deseo de satisfacernos a nosotros mismos. Damos algo porque nos hace feliz, nosotros de nuevo como objetivo final.
Todos vivimos en nuestra propia mente, incluso cuando una situación parece muy personal, por ejemplo cuando alguien te insulta directamente, eso no tiene nada que ver contigo.
Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que expresa responden a los acuerdos que ha establecido en su mente.
Ruiz dice textual: “Su punto de vista surge de toda la programación que recibió durante su domesticación”.
Nos ofende que las demás personas no piensen como nosotros. No se gobiernen bajo nuestras mismas reglas, no quieran lo que nosotros queremos.
¿Ya vamos notando lo absurdo que es eso? Por eso cuando me dicen qué objetiva tu opinión, bien sé que no es que sea objetiva (ninguna opinión es objetiva, porque somos sujetos, no objetos) pero cuando me dicen eso es solo que mi opinión es igual a la de esas personas. Entonces la validan.
Así que Ana Luisa, no te enojes conmigo si pienso diferente, reflexiona por qué estás tan interesada en que las demás personas piensen como tú, pero sobre todo, porque te lastima tanto que no lo hagan.

Síguenos en Google News
Otras Noticias