TikTok promueve el drama y la polémica de influencers
Crónicas Pop
CIUDAD DE MÉXICO.- Hace algunas semanas, el influencer Landon Romano subió un video a TikTok y la plataforma insertó en la búsqueda del video una leyenda que decía “Landon Romano VIH”. Sin embargo, Landon Romano no tiene VIH y se enteró de esta polémica porque mucha gente comenzó a escribirle. Romano intentó contactar al equipo de TikTok y, al no recibir respuesta, publicó un video dirigido a la plataforma donde les decía que estaban promoviendo información falsa, además de que lo estaban discriminando y difamando.
Esto es preocupante, pues la plataforma se ha vuelto un lugar donde la gente ya no solo busca entretenimiento sino también información. El 40% de la Generación Z prefiere buscar información en TikTok e Instagram antes que en Google; sin embargo, los filtros y motores de TikTok parecen ser muy diferentes a los de Google, según un artículo publicado en The Washington Post.
En el artículo, Kart Mirza, una especialista en motores de búsqueda, mencionó que “Google, por ejemplo, nunca incluiría en sus sugerencias de búsqueda acusaciones controvertidas sobre un creador o una celebridad a menos que una organización de noticias de gran autoridad hubiera publicado un artículo al respecto”. No obstante, el algoritmo de TikTok parece estar más interesado en los clics, por lo que muestra sugerencias de contenidos o temáticas controversiales para atraer a audiencias y retenerlas.
Y esto no sería una problemática mayor si la mayoría de los usuarios intentaran buscar más información de la que te da un video o la barra de sugerencia de búsqueda de la plataforma. Sin embargo, muchos se quedan solo con esas opiniones falsas o sugerencias polémicas y especulativas, como si fueran una verdad. Y basta en ocasiones con entrar de propia mano y ver las sugerencias que TikTok nos da, el contenido que promueve y la poca preocupación que se tiene dentro de la plataforma sobre si difundir contenido violento o falso.
La polémica, los temas candentes y los chismes venden muchísimo, y si no atendemos críticamente nuestro consumo, corremos el peligro de terminar solo siendo marionetas de un algoritmo.
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