Don Luis, 53 años de lustrar calzado y registrar la historia de Tampico
Originario de la huasteca potosina llegó muy joven a Tampico en busca de mejores oportunidades de vida
TAMPICO, Tamaulipas.- A punto de cumplir los 84 años, don Luis es uno de los lustradores de calzado más longevos de la plaza de armas de Tampico.
Siempre de buen humor a pesar de las adversidades, don Luis recuerda cómo fueron sus inicios de bolero, actividad que le ha permitido sacar adelante a tres hijas y un hijo y que hasta la fecha representa el sustento para su hogar.
Nativo de la huasteca potosina llegó muy joven a Tampico en busca de mejores oportunidades de vida, anduvo en diferentes trabajos hasta que encontró el que se convertiría en su oficio principal: ser bolero.
Inició en 1970 en las inmediaciones de la plaza de la Libertad, muy cerca de la vieja aduana marítima donde conoció y vivió miles de historias de quienes visitaban el mercado, los trabajadores de Alijadores y de los marineros que desembarcaban en la aduana.
En su rostro se dibuja una sonrisa cuando el reportero le pregunta sobre las anécdotas que habrá registrado en 53 años de ejercer el oficio de lustrador de calzado.
Conoció el llamado bajo Tampico poco tiempo después del paso del huracán Inés, el cual permanece en la memoria de muchos tampiqueños, por haber sido uno de los más devastadores que han impactado la zona.
El agua, afirma don Jesús, llegaba casi hasta el palacio municipal, cubriendo toda la zona de mercados y astilleros.
A la pregunta de por qué continúa trabajando a sus 83 años de edad, don Luis aseguró que es una manera de mantenerse activo y también una forma de llevar recursos a su casa, pues aunque sus hijos todos ya están casados, él tiene gastos y necesidades que cubrir.
Una de las cosas que más disfruta de su trabajo es conversar con la gente, sobre todo con los fuereños como él les llama a los turistas que visitan la ciudad de Tampico.
“He boleado a muchas personas, imagínese, desde que tenía 30 años estoy en este oficio, la cantidad de gente que ha pasado por aquí”, dice con evidente toque de sabiduría.
Don Luis trabaja una de las sillas que habilitó la administración municipal para mejorar la imagen de la zona centro, sus clientes son, en su mayoría, turistas y funcionarios del gobierno municipal.
Desde su banco de bolear don Luis ha sido testigo de todas las transformaciones que ha sufrido la ciudad y puerto de Tampico; también ha lustrado el calzado de muchas generaciones y en algunos casos le ha devuelto la dignidad a los zapatos más aporreados; es un cronista urbano y un conversador nato.
