No eres tú, es el 'ghosting', esto dice la psicología sobre ghostear a alguien
Aunque puede parecer una solución fácil para evitar un conflicto, sus efectos en la otra persona en ocasiones pueden ser profundamente dañinos.
CIUDAD DE MÉXICO. - El ghosting es un fenómeno que ha ganado notoriedad en los últimos años, especialmente con el auge de las relaciones y la comunicación en línea. Este término se refiere a la práctica de cortar toda comunicación con otra persona de manera abrupta y sin explicación, desapareciendo de su vida como un 'fantasma'. Aunque es un comportamiento que puede darse en cualquier tipo de relación interpersonal, es particularmente común en el ámbito de las citas románticas y las amistades digitales.
¿Cuándo nació el término 'ghosting'?
El término 'ghosting' comenzó a ganar popularidad a mediados de la década de 2010, coincidiendo con la explosión de las aplicaciones de citas y las redes sociales. Sin embargo, la práctica en sí no es nueva; las personas han evitado y cortado relaciones abruptamente durante siglos. Lo que ha cambiado es el contexto: en la era digital, la facilidad para desaparecer sin dejar rastro ha hecho que el ghosting sea más común y doloroso. Antes, la comunicación se mantenía a través de medios más limitados como el teléfono fijo o las cartas, lo que hacía más difícil desaparecer por completo sin dejar alguna pista. Hoy en día, con la posibilidad de bloquear, eliminar o simplemente ignorar a alguien en redes sociales, el ghosting se ha vuelto una forma de evasión sencilla y, para algunos, hasta tentadora.
El Ghosting en la Era Digital
En la era digital, el ghosting ha encontrado un terreno fértil para proliferar. Las aplicaciones de citas, como Tinder o Bumble, han cambiado la manera en que las personas se relacionan, permitiendo conexiones rápidas y, a menudo, superficiales. Este entorno facilita que una persona simplemente desaparezca cuando ya no está interesada, sin necesidad de enfrentar el conflicto o el malestar de una conversación de despedida.
Además, la comunicación digital, que muchas veces carece de la profundidad y la calidez de las interacciones cara a cara, puede deshumanizar la relación entre las personas, haciendo más fácil ignorar los sentimientos del otro. La cultura del 'deslizamiento' y las relaciones 'desechables' en las redes sociales también contribuyen a que el ghosting se normalice y se vea como una salida válida para evitar confrontaciones incómodas.
Hasta Elvira Sastre le tiene miedo al ghosting pic.twitter.com/TX4OISHJhY
— Paula (@bbestiario) May 23, 2019
Impacto Psicológico del Ghosting
El ghosting puede tener un impacto significativo en la salud mental de la persona que lo sufre. Desde la perspectiva de la psicología, ser 'ghosteado' puede generar sentimientos de rechazo, confusión y baja autoestima. Al no recibir una explicación o cierre, la persona queda con muchas preguntas sin respuesta, lo que puede llevar a una rumiación constante y a la duda sobre sí misma: '¿Qué hice mal?', '¿Por qué no me lo dijo directamente?', '¿Hay algo mal en mí?'.
Según expertos de la Universidad de Malaga, el ghosting activa áreas del cerebro relacionadas con el dolor físico. Esto se debe a que el rechazo social, como el experimentado en situaciones de ghosting, se percibe de manera similar al dolor físico, provocando malestar emocional que puede ser difícil de superar. En algunos casos, el ghosting puede desencadenar ansiedad, depresión o problemas de confianza en futuras relaciones, creando un ciclo de inseguridad y miedo al abandono.
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El ghosting es un reflejo de las complejidades y desafíos que la era digital ha introducido en nuestras relaciones interpersonales. Aunque puede parecer una solución fácil para evitar un conflicto, sus efectos en la otra persona pueden ser profundamente dañinos. En un mundo donde la comunicación es más accesible que nunca, es importante recordar que la empatía y la consideración por los sentimientos del otro son fundamentales para mantener relaciones humanas saludables. El ghosting no solo deja una huella emocional, sino que también pone en evidencia la necesidad de repensar cómo nos relacionamos en la era de la inmediatez digital.
