3 recomendaciones para prevenir la tos ferina en bebés
Aprende sobre la importancia de la vacunación contra la tos ferina para proteger a los recién nacidos.
MONTERREY, Nuevo León.- La tos ferina, también conocida como pertussis, es una infección bacteriana altamente contagiosa que afecta principalmente a lactantes y niños pequeños.
Esta enfermedad se caracteriza por ataques de tos intensos que dificultan la respiración. En casos graves, especialmente en recién nacidos, la tos ferina puede llevar a complicaciones serias e incluso a la muerte.
La reciente pérdida de un bebé debido a esta enfermedad resalta la urgencia de reforzar las medidas preventivas.
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¿Qué es la tos ferina y cómo se transmite?
La tos ferina es una infección del tracto respiratorio causada por la bacteria Bordetella pertussis.
Se transmite principalmente a través de las gotas de saliva expulsadas al toser o estornudar.
Aunque puede afectar a personas de todas las edades, los lactantes menores de un año son los más vulnerables, presentando mayor riesgo de complicaciones graves.
Las autoridades sanitarias han identificado que la mayoría de las muertes por tos ferina ocurren en niños menores de un año, debido a su sistema inmunológico aún en desarrollo.
¿Cómo se puede prevenir la tos ferina en bebés?
La prevención de la tos ferina en bebés se basa principalmente en la vacunación.
Se recomienda que todas las mujeres embarazadas reciban la vacuna contra la tos ferina durante el embarazo, preferiblemente entre las semanas 27 y 38 de gestación.
Esta estrategia ayuda a proteger al recién nacido hasta que pueda recibir sus propias vacunas. Además, es esencial que los adultos y adolescentes que estén en contacto cercano con el bebé estén al día con sus vacunas, ya que pueden ser portadores de la bacteria sin presentar síntomas evidentes.
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¿Qué medidas adicionales pueden reducir el riesgo de tos ferina en recién nacidos?
Además de la vacunación, se deben implementar otras medidas preventivas para reducir el riesgo de tos ferina en recién nacidos:
- Higiene adecuada: Lavarse las manos frecuentemente, especialmente antes de interactuar con el bebé, ayuda a minimizar la transmisión de patógenos.
- Uso de mascarillas: Quienes cuiden o estén en contacto cercano con el bebé deben considerar el uso de mascarillas, especialmente si presentan síntomas de resfriado o tos.
- Evitar multitudes: Limitar la exposición del bebé a lugares con aglomeraciones reduce el riesgo de contagio.
- Monitoreo de síntomas: Estar atentos a signos de infección respiratoria en el bebé, como tos persistente o dificultad para respirar, y buscar atención médica oportuna.
La implementación conjunta de estas estrategias es fundamental para proteger a los recién nacidos de la tos ferina, una enfermedad que, aunque prevenible, continúa representando una amenaza significativa para la salud infantil.
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