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Sofia Otero

Publicado el

El fin del alto al fuego en Gaza

El sábado 15 de febrero a mediodía podría terminar el cese al fuego en Gaza.

CIUDAD DE MÉXICO.- El sábado 15 de febrero a mediodía podría terminar el cese al fuego en Gaza. Así lo advirtieron el violador Donald Trump, presidente de Estados Unidos y Benjamín Netanyahu, criminal de guerra prófugo, y primer ministro de Israel.

Soltaron tal amenaza el 11 de febrero, después de que Hamás informara que frenaría la liberación de rehenes israelíes. Según el grupo que lidera Gaza, tomaron la decisión como represalía, pues acusan que Israel no ha seguido su parte del trato. 


El 15 de enero, Hamás e Israel llegaron a un acuerdo que exigía la liberación de palestinxs detenidxs en prisiones israelíes, y pedía el ingreso de combustible y ayuda humanitaria a la franja. Hamás denuncia que esto no se cumplió. Según sus registros, de los 12,000  camiones de ayuda, sólo ingresaron 8,500; de las 200,000 tiendas de campaña prometidas, sólo entraron 20,000; y en vez de tener 50 camiones de combustible por día, únicamente cuentan con 15. 


Un cese al fuego, precisamente implica eso, un fin a las hostilidades, cosa que tampoco ha ocurrido del todo. Tropas israelíes han desplegado ataques y operativos en Cisjordania, asesinando a palestinxs en la zona. Fuera de que esto rompe con el acuerdo, es un sinsentido total analizando la retórica del gobierno israelí. Según la administración de Netanyahu, los bombardeos constantes son justificables, porque su objetivo es desmantelar a Hamás. Pequeño problema: Cisjordania es un territorio al norte de Gaza que no es controlado por este grupo. ¿Cómo justificar entonces el asesinato de la población allí? Pareciera que el problema no es Hamás, sino las y los palestinos. Era obvio, pero cada vez les es más difícil ocultarlo o les importa menos hacerlo. 


Ante el incumplimiento de Israel, Hamás decidió frenar la liberación de rehenes. Como consecuencia, recibieron una contundente amenaza de Trump: “Va a desatarse el infierno”.  El presidente de Estados Unidos, planea continuar con el genocidio del pueblo palestino, por el que tanto criticó a su antecesor, Joe Biden. El demócrata claro que fue una figura crucial en el genocidio, pero nunca planteó eliminar Gaza, ejecutar un desplazamiento forzado y construir una “Riviera del Oriente Medio”. La mayor diferencia hasta ahora es el cinismo de Trump. No le importa matizar sus motivaciones, ni siquiera lo intenta. 


Hago esta columna porque creo que faltan voces y plumas hablando de lo que está ocurriendo. Tenemos a uno de los países más poderosos del mundo presumiendo su complicidad en el genocidio, y pareciera que esto no es causa de indignación de la prensa occidental. Reconocer lo que está pasando en Gaza no debería ser tachado de “radical”. Sobra dejarlo claro, pero no simpatizo con ningún grupo terrorista, sea este islámico, sionista, o de otra fe y/o motivación. Oponerse a los crímenes de guerra y de lesa humanidad, no debería ser controversial, sino muestra básica de humanidad. 


Dado que generalmente no hablo de mi misma, no he compartido (más allá de un par de fotos), que fui a Israel. Viajé con un proyecto educativo y propagandístico, llamado La Marcha de la Vida. Antes de llegar a Israel, acompañada de otrxs estudiantes, fui a Polonia y Alemania. Allí visitamos los campos de concentración nazis, la evidencia que nos queda de (a mi criterio), la peor atrocidad en la historia de la humanidad. En ese viaje, aprendí el llamado mandamiento número 11, creado por la periodista y sobreviviente del holocáusto Marian Turski: “No debemos ser indiferentes”. Turski explica que el holocausto “no cayó del cielo, sino que fue el destino al que se llegó después de miles de pasos más pequeños”. La indiferencia es lo que ha facilitado los mayores crímenes de la humanidad. 

No debemos ser indiferentes. 

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