La reinvención del fascismo está siendo televisada

CIUDAD DE MÉXICO.- Eduardo Verástegui y Steve Banon se sumaron a Elon Musk en abrazar el saludo nazi como símbolo de su ideología política durante la primera jornada de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC). No obstante, aún cuando estas figuras están obstinadas en ser percibidas como fuertes y dominantes, siguen sin poder reconocer abiertamente que el saludo es lo que es y continuan queriendo disfrazarlo como un “mi corazón está con todos ustedes”.

Todo esto abre diferentes discusiones: una por ejemplo es la de quiénes son funables y cancelables en la actualidad, pues aún cuando estas personas hagan ese saludo públicamente nada ha sucedido y es que ¿cuál es el poder de la cancelación, por enunciarlo bajo esa categoría, frente al poder económico, político y de relaciones?

Por otro lado es imposible negar el cinismo de todas esas personas que están intentando normalizar el saludo nazi, aún con toda la historia a nuestras espaldas. Pero quizá es momento de analizar con cautela cuáles son los grupos contra los que se está agitando toda esa derecha que vemos en los medios, y que si bien es claro que hay nacionalismos de por medio, es evidente que también hay ahí una nostalgia y deseo por el poder totalitario de las personas blancas que ahora se amparan no bajo una religión o un nacionalismo en concreto sino bajo su nuevo dios que es el dinero.

Es un insulto a la razón y al pensamiento humanista que después del tercer Reich, sobre el cuál tenemos muchísimas películas y materiales que nos intentan hacer reflexionar y lamentarnos sobre lo que sucedió en ese terrible momento de la historia humana y sin embargo ahí tenemos ahora a esas personas agitando el pulso social mediante esos simbolismos que antes que todo deberían de recordarnos todo el mal que como humanos, somos capaces de ejecutar.

Desafortunadamente después de todo lo sucedido en Gaza algo es claro: aún cuando el fascismo pueda ser documentado y visto en tiempo real, pareciera que hay poco que se pueda hacer porque hoy en día los intereses políticos están movidos por intereses económicos. Como dijera Peter Sloterdijk sobre la figura del cínico: saben bien lo que hacen y sin embargo lo hacen.