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Mariana Ibarra y la historia de su hijo Leo, el valiente que transformó su vida

Mariana Ibarra transformó el amor por su hijo Leo en una comunidad de apoyo, hoy, su historia sigue inspirando con un mensaje de esperanza y resiliencia.


Publicado el

Por: Karla Minaya y Karla Marqueda

En muchas ocasiones, los momentos más difíciles se convierten en parteaguas que redibujan el rumbo de una vida, así lo vivió Mariana Ibarra, psicóloga, mamá y empresaria, quien enfrentó uno de los retos más complejos: el nacimiento de su hijo Leo con una condición genética poco común.

Entre diagnósticos médicos, incertidumbre y mucho amor, Mariana descubrió una nueva fuerza dentro de sí misma.

Conocida por su sensibilidad y entrega, Mariana parecía tener un camino claro, recién egresada de Psicología, inició su labor profesional trabajando con niños, mientras formaba una relación sentimental que pronto se convertiría en una familia.

Lo que no imaginó fue que su primer hijo llegaría con un diagnóstico inesperado que sacudiría sus cimientos, pero también le revelaría su propósito de vida.

¿Cómo enfrenta una madre el diagnóstico inesperado de su hijo?

Todo parecía marchar con normalidad durante el embarazo de Leo, pero al momento de nacer, comenzaron las señales de alarma, el bebé no podía respirar por sí mismo y fue trasladado a cuidados intensivos.

Durante días, Mariana no supo exactamente qué pasaba, a pesar de que los primeros médicos minimizaban los síntomas, su instinto materno le decía que algo no estaba bien.

Después de varias hospitalizaciones, estudios y complicaciones respiratorias, los especialistas diagnosticaron a Leo con hipoplasia del cuerpo calloso, una condición neurológica derivada de una mutación genética que afecta funciones vitales como la succión, la visión y la audición.

Mariana experimentó culpa, miedo y una pregunta constante: “¿Por qué a mí?”, pero con apoyo psicológico, la red de su familia y una decisión firme, eligió enfocarse en el bienestar de Leo.

“Ese día entendí que ya no podía hundirme, que tenía que hacer lo mejor por mi hijo. Cada lágrima se convirtió en fuerza y cada tropiezo en motivación para seguir”

Mariana Ibarra - madre de Leo

¿Cómo una mamá convirtió el amor por su hijo en una comunidad de apoyo?

Con el paso del tiempo, Mariana encontró en los aceites esenciales un aliado inesperado, buscando alternativas que mejoraran el descanso y atención de Leo, descubrió beneficios que impactaron positivamente su calidad de vida.

El cambio fue tan notorio que médicos y terapeutas comenzaron a notar avances sorprendentes en el pequeño.

Ese descubrimiento la llevó a dejar su trabajo y dedicar su tiempo por completo al cuidado de Leo, apoyándose económicamente en la venta y promoción de estos productos.

Lo que inició como una herramienta de apoyo, se transformó en una misión de vida, Mariana no solo se convirtió en embajadora de la marca, sino en una líder que formó comunidad entre otras familias que vivían situaciones similares.

El nombre de Leo resonaba en círculos donde nunca había estado, personas que jamás conocieron al pequeño aseguraban sentir un vínculo con su historia.

“Mi hijo tocó muchos corazones, y eso me dio fuerzas para seguir. Él no hablaba, pero con su vida dijo más de lo que yo hubiera podido expresar”

Mariana Ibarra - madre de Leo

¿Cómo se vive un nuevo embarazo después de una pérdida tan profunda?

Tras el fallecimiento de Leo, Mariana y su esposo Jesús enfrentaron un largo proceso de duelo, pues durante años, ambos estuvieron convencidos de que no volverían a ser padres, el miedo, el dolor y la incertidumbre nublaban cualquier deseo de volver a empezar.

Pero la vida tenía otros planes, siete años después, Mariana está a punto de dar a luz a gemelos, y la emoción se mezcla con el recuerdo constante de Leo, a quien siempre llamará su primer hijo.

“Ahora soy mamá de tres”, afirma, y aunque la experiencia actual trae nuevos retos, también representa una oportunidad para reencontrarse con la esperanza.

Leo partió con apenas un año y ocho meses, pero dejó una huella imborrable, su existencia impulsó a su madre a encontrar propósito, valentía y una vocación que hoy trasciende a otras familias, “cada paso que doy, lo doy por él y con él”, expresa.

Hoy, Mariana Ibarra se prepara para abrir un nuevo capítulo, sin olvidar nunca la historia que la marcó para siempre, Leo no solo transformó su manera de ver la maternidad, también le regaló una misión, la de acompañar, motivar y compartir con otras personas el poder de la resiliencia.

El legado de Leo vive en cada testimonio que Mariana comparte, en cada corazón que tocó con su historia, porque a veces, los maestros más grandes vienen en cuerpos pequeños y estancias breves, y su lección más poderosa es que, incluso en la adversidad, es posible renacer.


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