Trump confirma el genocidio en Gaza
CIUDAD DE MÉXICO.- El presidente de Estados Unidos Donald Trump se reunió con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu este 4 de febrero en la Casa Blanca. Allí, respaldado por un criminal de guerra, prófugo de la justicia internacional, Trump confirmó que el gobierno de Estados Unidos financió el aniquilamiento de cientos de miles de palestinxs en la Franja de Gaza.
La revelación ocurrió después de que el republicano anunciara su plan para el territorio palestino. Trump dijo que “Estados Unidos tomará el control de la Franja de Gaza”, para “nivelarlo” (bombardearlo), y así comenzar un proyecto de construcción llamado “Riviera del Oriente Medio”, aprovechando la posición geográfica, justo al frente del Mar Mediterráneo. Para ejecutar su plan, tendría que deshacerse de las y los palestinos en la zona. Trump aseguró que llegará a un acuerdo con Jordania y Egipto para que reciban a las personas desplazadas. Llamemos las cosas por lo que son. La propuesta del presidente de Estados Unidos es cometer un crimen de lesa humanidad.
Cuando un reportero intentó preguntarle a Trump cuántas personas busca desplazar, el presidente lo interrumpió diciendo: “A todos. Estamos hablando de probablemente 1.7 millones de personas, 1.7 millones o quizás 1.8, pero creo que todos ellos”. Con esa declaración, consciente o inconscientemente, el republicano aceptó que Israel, con recursos estadounidenses, ha masacrado a cientos de miles de palestinos. De acuerdo a datos del propio gobierno estadounidense, antes del 7 de octubre de 2023, 2.1 millones de palestinxs vivían en Gaza. Trump ahora afirma que para sacar a todxs, tendría que desplazar de 1.7 a 1.8 millones. Así, de forma expresa el presidente aceptó que Israel ha asesinado de 300,000 a 400,000 personas, con Estados Unidos como su principal financiador y porrista.
Podemos abandonar el debate de si es o no genocidio. ¿Cómo más podemos llamar al asesinato indiscriminado de cientos de miles de personas por su origen étnico?
En esa conferencia de prensa, Trump confirmó los crímenes de lesa humanidad que solapó Joe Biden, pero también prometió ejecutar el desplazamiento forzado de casi 2 millones de personas. Jordania y Egipto ya desecharon la propuesta. Lo mismo hizo Arabia Saudita. El príncipe Mohamed bin Salmán aseguró que su país no normalizará las relaciones con Israel si no se crea un estado palestino. El rechazo vino de todas partes del mundo. Países latinoamericanos como Chile y Brasil se posicionaron en contra. En México, la presidenta Claudia Sheinbaum, la primera líder del estado mexicano con ascendencia judía, enfatizó que las y los palestinos tienen derecho a un estado propio, libre y soberano. China insistió que deben ser “los palestinos quienes gobiernen Palestina”. También se sumaron España, Francia, Reino Unido, y hasta Alemania, fuerte defensor de Israel. El presidente alemán Walter Steinmeier aseguró que el planteamiento de Trump “era inaceptable según el derecho internacional”.
Donde la idea del republicano no fue tomada con mala cara fue en Israel. El periódico The Jerusalem Post reveló los resultados de una encuesta realizada por un Think thank israelí, que mostró que el 80% de la población en Israel aprueba la propuesta de ejecutar una limpieza étnica en Gaza. Sólo el 15% consideró que la idea era inmoral. Esta brutal deshumanización no es nueva en la sociedad israelí. En 2016, el periódico The Times of Israel mostró los resultados de un estudio realizado por el Pew Research Center entre 2014 y 2015. El 48% de lxs participantes aseguraron que estarían a favor de expulsar a los habitantes no judíos de Israel; el 79% además afirmó que por ser judíos merecían un trato preferencial en el país. Una encuesta más reciente, difundida por el mismo medio apenas hace unos días, y realizada por el centro israelí Givat Haviva, mostró que actualmente, el 45% de lxs israelíes judíos no estan dispuestxs a entablar amistades con israelíes árabes (no judíos). Recordemos que alrededor del 20% de la población con ciudadanía israelí no es judía sino árabe, principalmente practicantes del Islam.
La idea de Trump es genocida, pero no es original. Su yerno, Jared Kushner hizo el mismo planteamiento el 7 de marzo de 2024. Joe Biden se ganó a pulso el apodo de “Genocide Joe” (Joe Genocida). Tras el descontento dentro de las bases de votantes de ambos partidos estadounidenses, Trump llegó a la Casa Blanca bajo la promesa de que detendría la guerra. La guerra sí paró (al menos por ahora), pero no para edificar el añorado estado palestino, sino para ejecutar la segunda parte del plan: limpieza étnica, clara y desvergonzada.
