Basta de caprichos: ¡JORNADA DE 40 HORAS YA!
La reducción de la jornada laboral es urgente. No es un capricho. Es un tema de dignidad humana.
Morena, el partido que llegó al poder diciendo que reivindicaría a la clase obrera, se ha negado a aprobar la jornada laboral de 40 horas. Esta semana comenzó a circular un video del presidente del Senado, el morenista Gerardo Fernández Noroña desdeñando la solicitud.
Durante una de sus habituales transmisiones en redes, al leer el mensaje de un usuario que escribió “¿Las 40 horas laborales para cuándo Noroña?”, el senador, visiblemente molesto, contestó:
Cuando hagas un sindicato y logres que cuando esté en la ley, no te pasen encima y respeten que la ley dice que trabajes 40 horas. Porque ya lo podemos poner en la ley, que si tú sigues de agachón esperando que alguien haga las cosas por ti, seguirás trabajando más de 40 horas. Se tenía que decir y se dijo.
Gerardo Fernández Noroña - Presidente del Senado
Las declaraciones de Noroña son un escupitajo en la cara a todas las y los trabajadores de México. Cínicamente, el presidente del Senado aceptó que Morena tiene el poder de cambiar la ley.
Recordemos que, en efecto, tienen el control de ambas cámaras legislativas. No les faltan asientos, les falta convicción. Ah, pero no fuera una reforma constitucional del expresidente López Obrador, o de la presidenta Sheinbaum, porque esas sí las aprueban de volada, así tengan que legislar desde un gimnasio.
Encima, Noroña nos echa la culpa. Tacha a lxs trabajadores que sufren la vulneración de sus derechos laborales como “agachones”. Justifica que no tiene caso legislar, porque si seguimos de sumisos, de todas maneras no van a respetarnos.
Es un argumento malo, y además, grosero. Pero esta postura de Noroña no es nueva. Desde el 14 de septiembre comenzó a difundirse otro video en el que el exlegislador del Partido del Trabajo (el chiste se cuenta solo), afirma:
A los de las 40 horas ya les dije que se pongan a luchar por eso. Se va a hacer, pero de verdad, no mueven un dedo.
Gerardo Fernández Noroña - Presidente del Senado
Además, se quejó de que sí hubo movilizaciones contra la reforma al Poder Judicial, y en este caso, no ha visto protestas de la misma magnitud. Irónico que decidiera hacer ese comparativo cuando las manifestaciones ciudadanas de nada sirvieron para evitar o hacer modificaciones en la elección de jueces, juezas, magistradxs y ministrxs.
Es ridículo que Noroña le exija a la población movilizarse, para pedirle a él y al resto de lxs legisladores que hagan su chamba. Ganan millones de pesos para, supuestamente, servirle al pueblo.
Y no exagero al decir millones. El último paquete económico estableció un salario anual para senadores de 2 millones 280 mil pesos, más de 187 mil pesos al mes.
Claro, más su modesto aguinaldo de 382 mil pesos, y todas sus prestaciones. Sabiendo el dinero que se embolsa Noroña, hasta da más coraje la prepotencia con la que tacha a lxs trabajadores de México de ser “unos agachones”.
Por otro lado, eso de que “no movemos un dedo”, es una mentira. ¿El Frente Nacional Por Las 40 Horas está pintado o qué?
Una jornada laboral de 40 horas no es un privilegio, es básico. Ya es una realidad en algunos países europeos, pero también en Latinoamérica, en Ecuador y Chile.
En el contexto mexicano esta ley es fundamental. Según datos de 2024 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es el país miembro que más horas trabaja al año: 2,207 horas en promedio por trabajador. Considerando los 261 días de lunes a viernes que tuvo este año, llegamos al promedio de 8.4 horas por día.
Aunque bien sabemos que muchxs trabajan más (eso sin contar las horas de traslado). Con estas cifras, las y los mexicanos trabajamos un 26.6% más que el resto de las naciones de la OCDE. En otras palabras, trabajamos 500 horas adicionales del estándar de la organización.
La reducción de la jornada laboral es urgente. No es un capricho. Es un tema de dignidad humana. Morena tiene la obligación social de aprobar esta reforma, especialmente si quieren probar que no se han olvidado de los supuestos principios que les impulsaron al poder.