El mole de dátil que solo se cocina en Viesca, Coahuila: el secreto de doña Panchita
En Viesca, Coahuila, doña Panchita guarda con celo la receta del único mole de dátil en el estado
En el corazón del Pueblo Mágico de Viesca, Coahuila, una mujer de 80 años resguarda uno de los secretos mejor guardados de la gastronomía regional: el mole de dátil.
Este platillo, que no se prepara en ningún otro lugar del estado —y posiblemente del país—, es la joya de la cocina de doña Panchita, una cocinera tradicional con más de seis décadas de experiencia.
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¿Qué hace especial al mole de dátil de Viesca?
A diferencia de otros moles conocidos por sus sabores intensos a chile o chocolate, el mole de dátil tiene una dulzura única, perfectamente balanceada con especias tradicionales. Es una receta que ha pasado de generación en generación, pero que nunca ha sido escrita ni comercializada.
“El mole de dátil nadie lo hace. Es una receta de mi suegra y no la comparto con nadie. Quien quiera probarlo, tiene que venir hasta aquí”, dice con orgullo doña Panchita.
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¿Cuál es el origen de esta receta secreta?
La receta del mole de dátil no viene en libros ni se enseña en escuelas. Fue aprendida a través de la observación. Doña Panchita recuerda que su suegra le dijo: “No te voy a decir lo que lleva, tú vas a aprender viéndome”. Así, en silencio, ella memorizó cada paso y cada ingrediente, convirtiendo la receta en un legado familiar irremplazable.
¿Dónde se puede probar el mole de dátil?
El platillo solo se cocina en la casa de doña Panchita, que abre al público los sábados y domingos, de 8:00 a.m. a 2:00 p.m., en Viesca, Coahuila. Además del mole, se preparan gorditas, sopes, quesadillas, capirotada y tortas de camarón, todo hecho a mano y con ingredientes locales.
El mole de dátil representa mucho más que un platillo: es identidad, historia y resistencia culinaria. En tiempos donde la comida rápida domina, doña Panchita apuesta por lo artesanal, por la cocina con alma y fuego lento.
“Mientras Dios me dé fuerza, seguiré cocinando. Aquí los espero, en mi cocina, como si fueran parte de mi familia”, concluyó.
Visitar Viesca y no probar el mole de dátil es perderse de uno de los sabores más auténticos de Coahuila.
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