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El Caballo de Turín

Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast / estrujamiento del corazón / favorito.

El Caballo de Turín

Publicado el

Por: Carolina Hernández

Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast / estrujamiento del corazón / favorito.

Y hoy estoy aquí básicamente para desahogarme porque en estos días me han compartido un montón de historias sobre violencia y crueldad animal y la verdad es que eso me tiene muy rota, muy descompuesta, muy triste.

Perros, caballos, gatos, coyotes… el abuso ha sido parejo y horrible.

Y todo eso me llevó a recordar una anécdota que me gusta mucho de Nietzsche, que por cierto él no me gusta tanto.

(Paréntesis)

¿Sabían que el filósofo alemán era un misógino?.

Que se lo sepan, si no lo saben.

Según cuentan, todo el asunto venía de la enorme lista de amores fallidos, porque era un obsesivo que quería casarse con todas… y al parecer, ninguna quería casarse con él.

-Pero también dicen que al que de verdad quería bien recio era a su amigo Paul Ree-

El caso es que el hombre vivía en constante coraje con todas.

Su Zaratustra lo deja bien claro en cada letra:

“Hasta aquí hemos sido muy corteses con las mujeres. Pero, ¡ay!, llegará el día en que para tratar con una mujer habrá primero que pegarle en la boca”,

Así escribía el angelito.

La cosa es que Nietzsche evidentemente era muy poco admirable en ese terreno, pero a lo que voy es que aún en las almas más atormentadas hay una pequeña luz que ilumina esa oscuridad.

En el alemán fue el caballo de Turin.

Esta es una conmovedora anécdota que no puedo evitar leer sin estrujarme poquito.

Y es que el relato cuenta que una mañana, Friedrich iba al centro de la ciudad de Turin, cuando frente a él ve a un cochero que azota con el látigo a su caballo que, rendido no quiere continuar la marcha y está doblegado en el suelo.

Nietzsche, profundamente conmovido, interviene.

Rodea el cuello del caballo con sus brazos y rompe a llorar.

Algunos dicen que permaneció un buen rato en silencio, llorando, abrazdo al caballo.

Un rato después fue detenido por desórdenes públicos.

Luego de ese episodio, Nietzsche se derrumbó completamente.

Ese fue un episodio crucial en la vida del filósofo alemán, pues fue el momento en el que perdió lo que llamamos la “razón”.

Pero también perdió para siempre la fe en la humanidad.

Después de ese día, jamás se recobró.

En La insoportable levedad del ser, Milan Kundera escribió que en aquel momento Nietzsche pedía perdón al caballo en nombre de la humanidad.

Por ser soberbios.

Por ser indolentes.

Por sentirnos superiores a esos maravillosos seres que nos superan con creces.

Se sabe que después de ese momento Nietzsche permaneció desconectado de la realidad durante más de 10 años, hasta su muerte.

Unos dicen que fue la sifílis.

Pero a mi me gusta más lo que escribió George Bataille:

Nietzsche se volvió loco porque aceptó plenamente su filosofía. Supo de ciencia cierta lo que había escribió antes: “Dios ha muerto”.

Cada que veo esas escenas horribles de personas horribles haciendo cosas horribles a los animales pienso que Nietzsche tenía razón.

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