¿Y el chile del que pica?; Sin Esdrújulas
Usar chile del que no pica sí tiene qué ver con la gentrificación.
CIUDAD DE MÉXICO.- Hace unos días publiqué un pequeño reportaje, aquí mismo en POSTA, sobre la gentrificación -si no lo han ido a ver, hagan el favor de pasar a verlo que bastante trabajo nos cuesta- el caso es que vi este comentario:
Y la neta me dio un shingo de curiosidad y me fui a buscar y resulta que hasta The New York Times México ya hizo un artículo sobre el tema, por que -al parecer, y tiene mucho sentido- usar chile del que no pica sí tiene qué ver con la gentrificación.
Ver nota:
¿Sabemos qué es realmente la gentrificación?
La cosa está así.
Un texto publicado por la Fundación Tortilla -les juro que existe, no me lo inventé- analiza el libro “Chiles en México: Historias, Ambientes y Culturas”, del que extraen una frase que está para playera.
“Si los mexicanos estamos hechos de maíz, el chile es lo que nos da el alma, aquello que nos pone sabor”.
Lo dice Araceli Aguilar, la investigadora, bióloga y escritora de ese libro para el que realizó todo un estudio botánico para entender cómo fue que los primeros mexicanos decidieron usar el chile del que pica en la comida.
Y es que, el chile es mucho más que un ingrediente de la gastronomía mexicana, es su símbolo de identidad tanto dentro como fuera del país. Y es además, una tradición que tiene más de 500 años de historia, pues ya formaba parte de la alimentación de pueblos prehispánicos.
En el libro, según la reseña de Fundación Tortilla… se comparte la información que va desde arqueología, historia, botánica, ecología, cocina, antropología, pues la idea en mostrar el papel del chile en varios contextos.
Habla de su uso en rituales o incluso en tradiciones como ahumar un chile para espantar a animales o como remedio en la medicina tradicional.
Bueno, pero ¿y la gentrificación? Ahí voy.
Resulta que como cada vez hay más zonas en las que los extranjeros están estableciendose ya no solo como turistas si no como residentes, muchos restaurantes o incluso puestitos de la calle, están dejando de usar chiles porque… es que me pica.
Para eso es.
Entonces hay todo un debate sobre si tenemos que ceder a nuestra identidad gastronómica por cuidarle el paladar a los extranjeros.
Según The New York Times las taquerías que han suavizado sus salsas dijeron lo hacían para ser más acogedoras con las personas con diferentes niveles de tolerancia.
Incluso algunos negocios ya etiquetan sus salsas con indicadores del nivel de picor.
Y yo primero me enojé, pero luego me acordé: ¿Han ido al iHop? pocos lugares gritan más U S A que el iHop y cuando pides tu sampler ¿qué te traen? salsa roja.
Y ni siquiera vamos a hablar del sushi de Culiacán que podría deshonrar a 6 ancestrales generaciones japonesas -pero que sabe delicioso, no lo vamos a negar-.
Es indiscutible que existe una fuerte relación entre la alimentación y la identidad cultural, pero la comida también se adapta a la demanda y surgen mestizajes culinarios.
Acá la solución creo que es muy fácil… pongan salsa de la que pica y de la que no pica. Y todos felices.