¿Cuántos litros de Coca-Cola consumen los yucatecos cada año?
El estado tiene los niveles de consumo más altos del país. Chiapas es la entidad donde más se toma la bebida azucarada
MÉRIDA, Yucatán.- Yucatán destaca como uno de los principales consumidores de Coca-Cola en México, con un promedio de 240 litros por persona al año. Este consumo es notablemente superior al promedio nacional, que se sitúa en 163 litros por habitante.
¿Cuál es la posición que ocupa Yucatán en el consumo de Coca-Cola?
Aunque Yucatán no es el estado con el consumo más alto (ese título lo ostenta Chiapas, con 821.25 litros por persona), sí se posiciona entre los más elevados del país.
El consumo excesivo de Coca-Cola y otras bebidas azucaradas está relacionado con serios problemas de salud. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 1018 señala que la incidencia de diabetes en Yucatán fue de 10.7% (0.5% sobre la media nacional) y la de hipertensión 21.7% (3.3% sobre la media nacional). Además, en el estado el 44% de los adultos son considerados obesos, cifra que supera el promedio nacional del 33%.
¿Cómo se genera la adicción a la Coca-Cola?
La adicción a la Coca-Cola puede atribuirse a varios factores, entre los que se encuentran el contenido de azucar, pues una botella de dicho refresco puede contener una cantidad significativa de dicho elemento, lo que genera una respuesta rápida en el cuerpo que puede llevar a antojos continuos.
También la asociación cultural y emocional con la bebida (como celebraciones y eventos familiares) refuerza su consumo habitual y puede crear dependencia.
Las campañas publicitarias también contribuyen al consumo excesivo de la bebida pues están diseñadas para hacer que el producto sea deseable, especialmente entre los jóvenes y niños, lo que contribuye a un ciclo de consumo repetido.
¿Cuál es el reflejo del alto consumo de Coca-Cola en Yucatán?
El alto consumo de Coca-Cola en Yucatán refleja no solo patrones culturales y sociales, sino también un desafío significativo para la salud pública. La relación entre el consumo de bebidas azucaradas y las tasas crecientes de obesidad y diabetes subraya la necesidad de abordar estos problemas desde múltiples frentes, incluyendo la educación sobre nutrición y políticas públicas más estrictas respecto a la publicidad y distribución de estos productos.
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