Cae iglesia en crisis advertida

Han pasado dos años de una severa pandemia que tuvo un fuerte impacto en la economía mundial, pero también en la psicología social global, teniendo severas afectaciones en las estructuras del poder. Quizás nadie había tomado previsiones ante la parálisis general que se avecinaba, pese a las advertencias realizadas por algunas mentes brillantes, aun así, desde marzo de 2020 se arrojaron datos duros que darían las primeras señales hacia los sectores de la sociedad que afectaría de forma crucial.

En abril de 2020 concluimos en UNOCI Consultores en Comunicación un estudio titulado Derrumbando las estructuras de poder –del que he referido en este espacio editorial en otras ocasiones-, en persona se lo entregué a cinco altos jerarcas de la religión Católica Apostólica y Romana, incluso a uno de ellos le comenté que la primera parte de la crisis les impactaría en las finanzas diocesanas, para después tener un severo descenso en feligreses por un cambio en el comportamiento humano al que se suma los divergentes patrones de creencia que tiene la generación milenials; pese a la advertencia, nada se modificó, dejándose llevar mes tras mes, esperando que “del cielo les cayera la solución” que en dos años nunca llegó.

Si bien, la Iglesia Católica con sus Concilios Vaticanos le ha permitido reinventarse en muchas ocasiones, resultan tardías para celebrarse –por la magnitud de su convocatoria, además del férreo cabildeo de sus contenidos- y más para llevarla hasta el último rincón del mundo donde tienen presencia; otras religiones con estructuras más cortas tienden a adecuarse con mayor rapidez; sin embargo, tras una coyuntura tan profunda del cambio generacional que estamos viviendo, sumado a los efectos sociales pandémicos, todas las teo-organizaciones tienen sí o sí mucho trabajo interno para evitar que la crisis advertida ocasione un colapso de sus propias estructuras; aquí vas tres recomendaciones muy, pero muy básicas para que pronto empiecen actuar:

1. RENOVAR LA NARRATIVA DE LA PROMESA

Sin trastocar las teologías de cada una de las diferentes religiones, la renovación del qué y cómo emplea la narrativa sobre la promesa de fe hacia la feligresía, resulta más que necesario replantearlo para sobrevivir en una generación post-pandemia de la que ya no estarán los Baby Boomers, predominando los milenials sobre los centenials.

2. ESCUCHAR ACTIVAMENTE A LA FELIGRESÍA

Abrir todos los canales posibles de escucha activa desde la feligresía hacia su concepción de iglesia, incluso empleando foros y aprovechando hasta los cultos dominicales, resulta más que crucial entender que el nuevo centro del quehacer estructural de la teo-organización ya no es el jerarca de la religión, sino el ser humano laico.

3. ACERCAR AFECTIVAMENTE AL RELIGIOSO

Ya no basta que el sacerdote o pastor sepa algunos nombres de ciertas personas de su comunidad y que asista ocasionalmente a algunas casas de ellos, resulta más que necesario tener un contacto afectivo real, con escucha activa, con cada uno de los miembros de su iglesia o templo; aquí está la clave para reconstruir la red de creyentes.

APUNTES

El mes pasado coincidí en la región citrícola de Nuevo León, donde habían reunido a un grupo de empresarios para ayudar en la fuerte crisis económica en la que entró la Arquidiócesis de Monterrey, al ver a la persona que le entregué nuestro estudio Derrumbando las estructuras de poder justo un año atrás, solo levantó los hombros como reconociendo que cae la iglesia en una crisis previamente advertida, por propiedad en silencio solo pensé “Te lo dije”. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com