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Por: Alejandro González
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La afición que era “tonta”
Amigos de POSTA Deportes, el estado de Nuevo León es sin duda el que más crecimiento ha tenido en los últimos años en el ámbito futbolístico.
Amigos de POSTA Deportes, el estado de Nuevo León es sin duda el que más crecimiento ha tenido en los últimos años en el ámbito futbolístico. Los dos equipos locales no son los más grandes de México, pero sí son de los más poderosos y cada campaña tenemos que poner a ambos en el grupo de favoritos al título.
Aún no termina el futbol estufa y los dos equipos regios fueron los que reventaron el mercado, algo que ya no es sorpresa para nadie, pero que sí causa molestia en muchos sectores del país, donde antes que reconocer, prefieren demeritar.
En la década de los 90s y varios más de los posteriores, Tigres y Rayados estaban hundidos en una mediocridad. Fallaban los jugadores, técnicos, directivos; casi todos, menos la afición. Los dos equipos pueden presumir que tienen tranquilamente más de 25 con el respaldo total de su gente y eso nos puede hacer entender muchas cosas.
Hemos escuchado decir en muchos lados fuera de Nuevo León, la típica e infundada afirmación: “Los equipos regios quieren hacerse grandes a base de billetazos”. Ese ligero análisis es hecho por la mayoría de los “expertos” que hace muchos años se burlaban de que los aficionados abarrotaran los estadios, pese a los pobres resultados.
Se dice también que los dos equipos neoleoneses son de poca convocatoria nacional, pero esa regional afición, hoy tiene a dos de los planteles más poderosos del continente. El presupuesto es un hecho cada año y esto gracias a que las empresas que los respaldan y los patrocinadores que colaboran, saben que el producto felino y el albiazul se consumen los 365 días del año.
Aquella afición que era llamada entre líneas “tonta” por muchos reconocidos personajes de nuestro país, es la que le ha dado la confianza y hambre de triunfo a las instituciones. Los resultados tardaron, pero llegaron.
El resto del país no tiene que preocuparse por llamarles equipos grandes, con que se reconozca el poderío de ambos planteles y se les dé como favoritos torneo tras torneo, basta y sobra; pedir más sería soberbia.
¿No creen?