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JORGE A. PÉREZ

Optimus

Por: JORGE A. PÉREZ

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Llorar

Los ecos de la jornada electoral del 10 de abril siguen en el ambiente, los análisis posteriores tienen muchas versiones, cada quien se acomoda en ellas según su muy particular punto de vista sobre la política

Los ecos de la jornada electoral del 10 de abril  siguen en el ambiente, los análisis posteriores tienen muchas versiones, cada quien se acomoda en ellas según su muy particular punto de vista sobre la política.

Quienes lo aprovecharon más es algo que llama a la reflexión, quienes respondieron al llamado del INE en forma masiva fuimos los de la tercera edad, el 75% del padrón electoral de este segmento acudió a las urnas a emitir su opinión en la Consulta Ciudadana para la Revocación del Mandato.

Hay quienes aluden que esto se debió exclusivamente al programa de apoyos para las personas mayores, sin embargo no hay programa social que cubra en ningún país al 75% de cualquier padrón electoral y si ese fuera el motivo principal se hubiera visto reflejado también en otros grupos electorales.

Creo que tiene más que ver con la historia, esa materia que tanto se olvida, cuando debería de ser el basamento de las decisiones importantes en la vida política de la nación.

Tengo que hacer referencia a la familia de mi madre, en su casa mis abuelos tuvieron 15 hijos, de los cuales 14 fueron mujeres, me cuenta mi madre que cuando había elecciones solo acudían a votar los hombres de la casa, es decir en el caso particular de esa familia mexicana, oriunda de la Hacienda de San Bartolo en Cadereyta Nuevo León, 15 mujeres  no tenían ese privilegio, así que se quedaban en casa mientras que 2 miembros de la familia, varones, emitían su voto, pues la Constitución Mexicana no contemplaba la participación de las mujeres.

Los caballos, los burros, las gallinas y los perros se quedaban en el rancho durante la jornada electoral.

Mi Madre nació en 1933, pero fue hasta 1937, que se lanzó la iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; en ella se solicitó por primera vez el derecho a la mujer de votar y obtener cargos de elección popular.

Dicha iniciativa fue aprobada por ambas Cámaras,  la de Senadores y la de Diputados, pero en la última fase del proceso legislativo no se hizo la declaratoria de Reforma Constitucional, como lo indica el artículo 135, y la cuestión quedó en el aire.

El 6 de abril de 1952 una manifestación de mujeres exigió se plasmara ya en la Constitución el derecho de las mexicanas a votar y ser electas, hasta que el 17 de octubre de 1953, Adolfo Ruíz Cortines presidente de la nación, publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) un decreto donde anunciaba la promulgación de las reformas constitucionales, otorgando a las mujeres los mismos derechos electorales que a los hombres.

Por lo anterior deduzco que esa fue la principal razón para que los ciudadanos de la tercera edad acudieran a participar, muchos están conscientes de esa lucha por la democracia en el país, porque la padecieron y porque la vivieron, otros porque tuvimos el privilegio de escuchar de viva voz, esas historias tan sentidas en las que hace 65 años las mujeres mexicanas no podían ejercer un derecho humano.

Si, el 3 de julio de 1955, hace 65 años, en México las mujeres emitieron por primera vez su voto, hecho que implicaba uno de los mayores reconocimientos a sus derechos. En esa ocasión se elegía a los diputados federales para la XLIII Legislatura de la nación, dice mi madre que ese día, acudió con su pequeña en brazos a hacer la fila para ejercer el sufragio y que eran muchas mujeres, todas ellas con los ojos mojados de la emoción.

La respuesta fue masiva, el yugo de la injusticia fue burlado y se acercaba México a la modernidad en ese aspecto de los países más avanzados del mundo.

Conociendo a mi Madre le pregunté: -¿Y tú lloraste Mamá?- y secamente me contestó - ¡NO!-. Sé que dice la verdad, porque en mis 65 años de vida, jamás he visto a mi Madre LLORAR.

 

 

 

 

 

 

Jorge Alberto Pérez González

 

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