
El conflicto por el agua del río Bravo ha dejado de ser un asunto técnico para convertirse en un arma de presión política, electoral y comercial, en medio de una frontera en crisis hídrica.
El conflicto por el agua del río Bravo ha dejado de ser un asunto técnico para convertirse en un arma de presión política, electoral y comercial, en medio de una frontera en crisis hídrica.
Tamaulipas se comprometió a colaborar con la Federación en el pago de agua pendiente del río bravo, mediante programas de ordenamiento de concesiones y rescate de recursos hídricos.
La Comisión Nacional del Agua y organizaciones sociales, acordaron un plan de acciones a implementar y solucionar dicha problemática.
Se propuso apoyar la infraestructura hidráulica para todos los usuarios, recuperando volúmenes en conducción y operación.