Poema Maistrito de Pueblo: La vocación de un profesor
Pocos poemas reivindican tanto la vocación de un profesor como lo hace Maistrito de Pueblo, de Abraham Rivera Sandoval.

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Existe un poema que, a pesar de haberlo leído mil veces, siempre vuelve a sacudirme el alma. “Maistrito de Pueblo”, del poeta mexicano Abraham Rivera Sandoval. En el que narra cómo un hijo le comparte a su padre la inquietud de ser maestro, inquietud que no es bien aceptada por el hombre mayor y le dice:
¡Que ya te dije que no!
Y tus caprichos no acepto.
¡Qué normal ni que ocho cuentos!
Definitivamente no.
No quiero que seas maestro.
Antes, te llevo al campo, para que seas jornalero,
pa’ que el sol te dé bien fuerte
y te hagas fuerte y prieto.
Luego de esto, y con notable sentimiento, el joven le expone sus razones para ser maestro:
Padre, yo a usted mucho lo respeto.
Comprendo sus ansias, sacrificios y sus sueños.
Pero hoy, quiero que me escuche,
por favor, solo un momento.
Si quiere que yo sea feliz,
si quiere de verdad que sirva a mi pueblo,
si usted quiere que colabore para mejorar a mi México,
si usted quiere que dedique mi vida en lo que más quiero,
por favor, papá, se lo suplico.
Deje que sea feliz con mis niños en la escuela,
deje que mi vocación se torne en mis clases y recreo.
Yo quiero ser lección de amor,
quiero que mis palabras sean versos,
que sea yo lucero con mis palabras del alfabeto.
Deje que sea manantial, para saciar la sed de mi pueblo.
Deme permiso papá, que sea un maestrito de pueblo.
Quiero marcar programas justos,
quiero trazar caminos nuevos,
deje que siembre la mies,
deje que propicie el vuelo,
el vuelo de esa águila que parece no tener alas, ni aliento
Conmovido por las palabras del hijo, el padre respondió:
Sí muchacho, te comprendo.
Me has abierto los ojos.
Anda, ve a luchar hijo mío,
que aquí estaré esperando tu regreso.
Sé que traerás, muchas cosas logradas
con fe y con empeño.
Cuando vuelvas hijo mío,
vamos a estar muy contentos,
y tal vez se llenará esta casa,
con tu amor y los gritos de tus pequeños.
Si aquí no me encuentras ya,
yo sé que tendrán ese consuelo,
de volver a esta tu casa,
y de volver a tu pueblo.
Sé que vendrás a verme,
sé que vendrás por este viejo
y querrás con toda tu alma, enseñarme el alfabeto.
Si aquí no me encuentras ya,
ve a buscarme al cementerio.
Y allí, solitos los dos,
encerrados en el silencio,
me contarás de tus afanes,
de tus sueños logrados,
de tus sencillas tareas,
de tus éxitos, de tus progresos.
No me traigas flores hijo mío,
sé que no me las merezco,
ni cruz, ni nada. Solamente quiero tu recuerdo.
Anda hijo mío. Vete ya.
México espera tu esfuerzo.
Te espera el hombre ignorante,
te esperan los niños macilentos,
yo aquí me quedo esperando, con orgullo verdadero.
Anda hijo mío, vete ya.
Que si de momento muero,
voy a gritar con orgullo,
gritar a los cuatro vientos:
¡MI HIJO!…¡MI HIJO!
¡ES UN MAESTRITO DE PUEBLO!
En el siguiente link puede ver la interpretación completa del profesor José Huerta Gutiérrez, quien ha conseguido dos premios nacionales del magisterio al declamar esta bella poesía.
https://www.facebook.com/POSTATamauliipas/videos/467349705779739