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Los guardianes de Chichén Itzá: la historia de tres perritos callejeros

Cachimba, Osita y Pintorín, los nuevos protectores de la zona arqueológica Chichén Itzá en Yucatán.

Mientras Cachimba, Osita y Pintorín continúan marcando su territorio en Chichén Itzá, José Keb los cuida con el mismo celo con el que protege este tesoro cultural de México. Foto: X (@DiloConPerritos)
Mientras Cachimba, Osita y Pintorín continúan marcando su territorio en Chichén Itzá, José Keb los cuida con el mismo celo con el que protege este tesoro cultural de México. Foto: X (@DiloConPerritos)

Publicado el

Por: Alejandro Villaseñor

TINUM, Yucatán.- En la majestuosa zona arqueológica de Chichén Itzá, donde convergen historia milenaria y belleza natural, tres inesperados guardianes han encontrado su hogar. Cachimba, Osita y Pintorín, tres perritos callejeros, ahora deambulan libremente por las antiguas pirámides y pasillos, gracias al cariño y cuidado de José Keb, el vigilante nocturno que se ha convertido en su fiel compañero.

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José Keb, responsable de velar por la seguridad del sitio durante las horas de la noche, ha adoptado a estos leales amigos que, a cambio, lo acompañan en su rutina diaria. Durante el día, los tres perritos exploran cada rincón de Chichén Itzá, subiendo y bajando las pirámides, mientras reciben afecto y atención tanto de los visitantes como de los turistas que se cruzan en su camino.

José Keb

'Son como mi familia aquí', comenta José, cuya conexión con Cachimba, Osita y Pintorín se ha vuelto una parte integral de su vida en este lugar histórico. A pesar de haber llegado como callejeros, estos animales han encontrado un hogar y un propósito en la protección y la compañía mutua.


Historia con ternura y lealtad

La historia de estos guardianes caninos no solo destaca por su ternura y lealtad, sino también por el vínculo único que han establecido con la comunidad que visita Chichén Itzá. Su presencia no solo alegra el corazón de quienes los conocen, sino que también ejemplifica la belleza de la amistad entre el ser humano y los animales, incluso en un entorno tan emblemático como este sitio arqueológico.


Mientras Cachimba, Osita y Pintorín continúan marcando su territorio en Chichén Itzá, José Keb los cuida con el mismo celo con el que protege este tesoro cultural de México. Una historia que demuestra cómo el amor y el cuidado mutuo pueden transformar vidas, incluso las de los más inesperados guardianes.


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